Hugocha

Hugo Blanco in memoriam

Por: Víctor Caballero

Conocí a Hugo Blanco en 1975. Sabía quién era, conocía de su formidable trayectoria de lucha y de la profunda y bella comunicación con José María Arguedas estando preso en el Frontón. Hugo era una leyenda viva de las luchas campesinas. Había regresado de su segunda deportación y, según su deseo, quería integrarse a la Confederación Campesina del Perú, hecho que generó una enorme alegría y esperanza en los campesinos, sobre todo del sur del Perú. Cuando decidió integrarse a la CCP no pidió puesto alguno de dirección, pese a que se le ofreció. Siempre se consideró un militante de base.

Su recordado de viaje de Cusco a La Convención fue un suceso impresionante: centenares de campesinos le aguardaban en cada estación del tren de Cusco y Quillabamba; querían conocerle, tocarle, darle como ofrenda los alimentos por ellos preparados. Los dirigentes de la CCP que le acompañaron veían, emocionados, el cariño de los pobladores. Hugo venía a reencontrarse con su pueblo, con sus bases campesinas.

Así lo conocí, como militante de base, llano, simple, franco con el campesinado a quien le brindaba su vida en cada lucha. Recuerdo que en 1978 cuando se estaba organizando la Federación Departamental de Campesinos de Puno, en una reunión de dirigentes puneños uno de ellos le preguntó directamente:

– ¿Compañero Hugo, para qué sirve un diputado?
– Un diputado, dijo Hugo, sirve para estar adelante en las movilizaciones del pueblo, y para qué, estando adelante, reciba el primer varazo de la policía.

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