PARTIDOSAUSENTES

Los partidos políticos, los grandes ausentes

Hubo un tiempo en el Perú, en que los partidos políticos querían hacer el bien. Mariátegui, Haya, Belaúnde no fundaron los tres más importantes partidos políticos del siglo pasado para hacer el mal. Lo que pasó después es otra historia.

En esa etapa fundacional de la política moderna en el país, hubo mucho de utopía y real voluntad de construir un colectivo que transformara la situación del país y de los peruanos. Cada partido construyó su ideología, discurso, programa y estrategia. Los militantes amaban a su partido.

Eso se trasladó a la sociedad y al Estado: todo espacio colectivo, universidades, gremios, barrios, el Congreso de la República, eran verdaderos foros de debate y de generación de ideas. El ciudadano se sentía expresado en esos partidos y en los representantes que estos llevaban al Congreso.

Cuando se avanzó en la institucionalización de los partidos que, básicamente, fue con el retorno a la democracia después de la dictadura de Morales Bermúdez, se podía hablar incluso de meritocracia, las dirigencias eran fruto de elecciones internas. No existía la figura del dueño de la inscripción partidaria. Las dirigencias, generalmente, habían logrado legitimidad. Y todo eso, que no estaba escrito en alguna ley o estatuto, era el ejercicio genuino de la ciudadanía y la militancia.

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