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Pedro Sánchez no puede más, nosotros tampoco

Por: Pedro Almodóvar

Una denuncia contra Begoña Gómez, esposa del jefe de gobierno español, Pedro Sánchez, basada en informaciones falsas y que ha generado el inicio de investigaciones preliminares ha sido el principal motivo para que el representante del Partido Socialista Obrero Español (Psoe) evalúe su renuncia al cargo.

La denuncia, promovida por el grupo de derechas denominado “Manos Limpias” forma parte de una calculada campaña no solo contra Sánchez sino contra las fuerzas progresistas existentes en España.

Esta campaña mediática, que ha sido “comprada” por un juzgado de Madrid, motiva el hartazgo de quienes respaldan a Sánchez. Un apoyo que viene de diversos sectores y que ha generado que un personaje célebre, como el galardonado director de cine, Pedro Almodóvar ingrese a la arena de la política y escriba esta carta, a modo de reflexión, que publicamos a continuación.

Pedro Almodóvar hace una pausa en el rodaje de su nueva película para reflexionar sobre las reacciones al anuncio del presidente del Gobierno de emplear unos días para tomar una decisión sobre su futuro

“Vivo encerrado en la película que estoy rodando, la realidad ocurre muy lejos de las localizaciones donde ruedo, mi cerebro no registra ningún dato, por pequeño que sea, que no tenga que ver con el rodaje. Son meses de preparación y semanas de rodaje y empiezo a notar el cansancio. Anoche, cuando llegué después de una interminable sesión de fotos para la promoción me topé de bruces con la carta de Pedro Sánchez en televisión y me eché a llorar. El cansancio me provoca esta hipersensibilidad y me debilita frente a cualquier emoción. Recuerdo en alguna conversación con amigos, no hace mucho, comentar nuestra extrañeza de que nuestro presidente no se hubiera plantado ya y nos hubiera mandado al infierno, por utilizar un eufemismo. Esta carta abierta no es una sorpresa. No existe ser humano que resista lo que el más resistente de nuestros presidentes ha estado sufriendo los últimos años, en una escalada que supera todo lo imaginable. No me extrañó que se rompiera y me provocó tal indefensión que me puse a llorar como un niño.

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