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El Perú: una nación en pañales

Por: Bikut Toribio Sanchium (*)

El Perú no es una nación integral, es un país en proceso de construcción como nación. Nuestra democracia se encuentra bajo sospecha y el ejercicio de la justicia desde las instituciones del Estado entra en tensión. A esto se añade el modelo de desarrollo económico predominante y una narrativa predominante que conlleva, a una sola voz de decisión (¿o de mando?) y responde al interés particular por encima de la mayoría o del país(1). Eso hace que la comprensión de la diversidad cultural de Nación-Estado sea reduccionista, lo que limita la solución a los problemas mencionados.

En lo que refiere a la política y a la economía parece que el Perú está conformado por dos realidades. Por un lado, está la élite política empresarial(2)de la metrópoli que decide el destino del país. Por otro lado, se halla la población andina y amazónica que vive en la periferia, los llamados “provincianos”. Históricamente, ha habido una constante confrontación entre estos dos grupos por la disputa del poder en aras a vivir en democracia o lograr el desarrollo, bienestar o el buen vivir. En efecto, no ha habido una raíz de tejido social, político, económico y ambiental que responda a la realidad del Perú, ni un proyecto de construcción de una nación con la que se identifique la mayoría de la población. No hay una identidad de la patria peruana. De hecho, el fútbol responde más ese propósito -que solo dura los 90 minutos que la selección juega un partido- que los años de la república peruana. ¿O en qué otro momento en el Perú hay más unidad o algún peruano se identifica con este país?

El Perú no es una nación integral, porque de serlo la voz y la decisión por el país o el interés de la mayoría predominaría, pero no es así. Lo Amazónico y lo Andino tendría el mismo trato en todos los ámbitos: justicia, oportunidad laboral, calidad educativa, valor humano, entre otros. Sucede todo lo contrario. Por ejemplo, si en San Isidro se quema la casa de una familia tiene más cobertura en medios que un incendio de miles de hectáreas de bosques en la Amazonía o que las heladas que matan a numerosas personas en los Andes. En ese sentido, la voz, opinión, postura e ideal de un andino amazónico es subordinado, no forma parte del país. Ese es el error a subsanar. Si no integramos el interés de la población amazónica andina en la construcción de la patria no será posible tener una nación, y solo quedará en los planes o seguirá siendo una utopía y nada más. Entonces, el Perú sigue siendo un país sin ciudadanos(3).

En relación a lo dicho, la democracia entra en tensión, ya que en el interés del país o el bien común no es la prioridad en la agenda política. Francisco Durand(4), precisa que, cuando hay captura del Estado la democracia se debilita, las instituciones copadas defienden el interés de la élite, lo que llevaría a desviarnos en la construcción del país integral. O ¿Cómo es posible lograr una nación integral cuando solo un grupo conduce el destino del país a espaldas de la mayoría?

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