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Desacople de China: Las estrellas se alinean para México

Por Esteban Gonzales Manrique

A Porfirio Díaz, que gobernó con mano de hierro entre 1884 y 1911, se le atribuye la célebre frase en la que se lamentaba de la mala fortuna de México de estar “tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos”, que en 1848 le arrebató la mitad de su territorio. Pero la cercanía geográfica al mayor mercado del mundo también tiene sus ventajas. Y muchas. Entre 1993 y 2007 México duplicó PIB porque el Nafta —el tratado de libre comercio que firmó en 1994 con Estados Unidos y Canadá— cuadruplicó su comercio exterior.

Las economías de los tres amigos (USMCA desde 2020) hoy representan el 30% del PIB mundial. México, además de India, Vietnam o Indonesia, entre otros países del Sur Global, va a ser uno de los grandes beneficiarios de la desglobalización —o de-risking como prefiere llamarlo Bruselas— y de sus secuelas: Onshoring, nearshoring, friendshoring…, los anglicismos que describen el gradual y selectivo desmantelamiento de las antiguas cadenas de suministro que giraban en torno a China.

No resulta extraño que Tesla haya anunciado que va a construir en Nuevo León una planta de 50 mil millones de dólares, la tercera fuera de EU, donde tiene cuatro, además de las de China y Alemania. Según el McKinsey Global Institute, en 2021 compañías de EU invirtieron más en México que en China.

Para competir con el dragón, Washington tiene varios ases en la manga. Uno de ellos es el USMCA, cuyas cadenas de suministro mueven un comercio trilateral anual de 1.5 billones de dólares. Según escribe Shannon O’Neill en Foreing Affairs, México es la respuesta a muchos problemas de Washington.

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