La crisis en el Perú ha llegado a un punto de no retorno

Posibles salidas en el corto y mediano plazo

El Perú ha llegado a un punto de no retorno de una crisis sistémica y estructural que tiene 200 años. Ahora solo quedan un Pachakuti andino y un Ipámamu amazónico. “Lo único que nos puede sacar de esta situación es la utopía, en otras palabras, ¿Qué quiere decir esto?, que este sistema llegó a su fin, murió”, afirma el científico social y profesor universitario Héctor Béjar Rivera.
Quién está combatiendo para construir la utopía y qué hará posible este giro copernicano de la historia peruana es, como dice el analista Alberto Adrianzén, la “furia democrática” del pueblo que ahora se moviliza y expresa su cólera y su rebeldía de un extremo a otro del país, porque el Perú de estos días tumultuosos, violentos, dramáticos y trágicos, “está viviendo el más vasto y plural movimiento democratizador de la historia republicana”, afirma el sociólogo Sinesio López Jiménez.

Porque, así como no se ha podido volver a la “normalidad” con el coronavirus; tampoco se puede volver a la “normalidad” con un estado peruano capturado por las élites y con una democracia encorsetada y funcional a estos mismos grupos oligárquicos. El castillo de arena de la civilización occidental estuvo a punto de colapsar por el ataque de un virus invisible y ese mismo virus desnudó la precariedad del estado peruano construido a la medida y de acuerdo con los insaciables apetitos de los poderosos. Ahora, ese mismo estado y ese modelo económico, luego de 200 años, ya no puede seguir siendo solo el bastión y el festín de una minoría adversaria a muerte de los cambios y transformaciones de la sociedad.




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