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LA GUERRA RUSIA-UCRANIA Y LA DESINFORMACIÓN MEDIÁTICA

                                                                          Luis F. Vilcatoma Salas

 

La información sobre la guerra ruso ucraniana que es, en realidad, la guerra de Rusia contra el bloque europeo, incluyendo la OTAN, y EEUU; durante los primeros días de su desarrollo estuvo focalizada en los asuntos propiamente militares y políticos, dando por supuesta la objetividad de la información que ha venido discurriendo por los diferentes medios de comunicación que atraviesan el mundo y, en particular, la proveniente de los oligopolios mediáticos controlados por la Unión Europea y los EEUU.  Una información completamente sesgada hacia lo que es el interés de la élite capitalista imperial del mundo europeo y norteamericano cuyo propósito central, entre otros, es arruinar la economía rusa y debilitar su potencial militar para desplazar a la Federación Rusa de toda posibilidad de ser parte de un multilateralismo universal junto a China, Irán, la India y otros. Además, como parte de un proceso destinado, también, a bloquear la conformación de una Unión Oriental competitiva con la Unión Europea. Ésta, que vendría a ser la sustancia de una información completa no aparece en absoluto en los medios de información occidentales, incluyendo EEUU, y occidentalizantes como los que tenemos en América latina y por supuesto en nuestro país donde la democracia informativa ha desaparecido por completo.

¿Qué es lo que pretende hacernos creer esta desinformación interesada o información a medias controlada por la coalición gubernamental anti-rusa?

Que, antes de la “operación especial” del Estado ruso sobre la republica de Ucrania, todo estaba en paz y ordenadamente hasta que se metió el ejército ruso por órdenes de Vladimir Putin. Una interpretación cínica que desconoce la historia completa de este conflicto cuya fecha más reciente está en el año 2014 cuando la población de origen ruso de Donestk y Lugansk, además de Crimea, decidieron separarse de Ucrania ante la postura del gobierno pro-occidental impuesto por occidente tras el derrocamiento de Víctor Yanacovich legítimo presidente de ese país; y la represión consiguiente que estos pueblos independentistas comenzaron a sufrir hasta fecha reciente. Fueron ocho años de francotiroteos nacionalistas y neonazis, bombazos a mansalva y asesinatos desde el lado ucraniano que se han llevado aproximadamente 14 mil víctimas de   Donestk y Lugansk. Víctimas que nadie en el bloque occidental ha lamentado y llorado como lo vienen haciendo ahora con las víctimas (que lamentamos también) de esta nueva guerra; y que tampoco se han lamentado y deploran por las víctimas palestinas a manos del ejército israelí con el apoyo norteamericanos que diariamente mata a indefensos hombres, mujeres y niños que reclaman por su tierra; como las víctimas otras en múltiples agresiones norteamericanas en el mundo (Afganistan, Siria, Irak, Líbano).

Que, Vladimir Putin es el agresor “diabólico” que quiere recuperar el espacio que alguna vez lo tuvo la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), como si este fenómeno político-bélico respondiera a consideraciones psicológico patológicas individuales y no a una trama de relaciones sociohistóricas internas y externas que el imperialismo norteamericano siempre esconde sistemáticamente para no exponer sus propias responsabilidades. En el extremo de la locura se han comenzado a erigir tesis sobre un supuesto Putin psicópata capaz de apretar el “botón rojo” en cualquier momento.

Que, el ejército ruso está cometiendo crímenes de lesa humanidad, por orden de Putin, asesinando despiadadamente a hombres, mujeres y niños en la destrucción de ciudades, maximizando hechos reales y construyendo trucadamente otros, buscando sensibilizar la opinión pública mundial para alentar una cultura ruso fóbica alérgica a todo lo que sea o se parezca a lo ruso. De esta manera se levantan desorbitadamente caso concretos descontextualizados y ahistorizados (víctimas del bombardeo, marchantes en fuga del teatro de operaciones, niños llorando en el escape del peligro, mujeres gestantes en los refugios, etc.) para reblandecer el corazón de desprevenidos ciudadanos y alentar el odio anti-ruso; obviando al ejército del otro lado (ucraniano) armado convenientemente que también bombardea y dispara contra sus propios connacionales como aquellos cientos que han optado por encontrar refugio en la Federación Rusia. A ello se añade la farsa de videos y fotografías trucadas para, en la perspectiva de lo que se acaba de referir, acentuar un sentimiento ruso fóbico en la población desinformada.

¿Qué hacer ante este intento imperial de expropiarnos nuestra capacidad reflexiva y crítica?  No creer en lo primero que nos presentan los canales informativos dominantes y lo que circula en las redes sociales; desarrollar una cultura de la sospecha ante lo mediático; buscar información alternativa y elaborar nuestras propias conclusiones, aunque en este proceso haya que “nadar contra la corriente” como seguramente lo estoy haciendo yo en estos momentos.

 

08/03/2022




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